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.Pensó en que todos sus grandes amores y encaprichamientos haban sido muchachasmenudas y delgadas como aquellas.Recordó a Lirionegro, en la poca en que ltrabajaba como matón y extorsionador para Pulg y Fafhrd haba encontrado un dios enIssek; a Reetha, que fue la doncella con cadenas de plata de Glipkerio; a Ivivis deQuarmall, flexible como una serpiente; a la inocente y trgica Ivrian, su primer amor,cuyos sueos de princesa l haba alimentado; a Cif, naturalmente, a la vivaz y agraciadaIvmiss Ovartamortes.Eran siete, contando a Hisvet, y haba una ms, la octava, cuyonombre e identidad se le escapaban, que tambin era doncella de profesión yespecialmente deliciosa a causa de algo prohibido.Quin era? Cómo se llamaba? Siacudiera a su mente un solo detalle ms lo recordara todo.Era enloquecedor! Porsupuesto, se haba relacionado con toda clase de mujeres de mayor tamao, pero sumemoria elusiva sólo haba retenido a las que eran ms pequeas que l mismo, supanteón especial de amantes menudas.Se dira que un hombre en su tumba (y tal erarealmente su situación, tena que admitirlo) podra concentrar su mente en un solo asunto,pero no, incluso all haba detalles que le distraan a uno, responsabilidadesautoimpuestas de las que era preciso ocuparse, como mantener un ritmo nivelado de respiración somera, eliminar la tierra intrusa de los labios, vigilar continuamente delante ydetrs  se le ocurrió que tambin Cuartita deba de estar dicindose lo ltimo, aunque nole servira de mucho y eso le recordó que deba regresar a la divertida comedia de lastres mujeres que el destino le haba proporcionado para su contemplación secreta. Ahora, Cuartita, ponte de cara a la pared mientras escucho el informe de Tresita yhablo con ella  deca Hisvet.Y deja de llorar, chiquilla! Usa la tnica abandonadapara enjugarte las lgrimas y sonarte.Hisvet precedió a Tresita hasta los pies de la cama, dejó su vaso vaco sobre la mesabaja y, en una voz que el Ratonero apenas poda or, a pesar de las ventajas de laproximidad y la audición oculta, dijo: Debo entender, Tresita, que no has encontrado el Abridor ni ninguna otra cosa? No, querida seorita, no lo he encontrado  replicó la doncella morena, y aadió enuna voz que pareca el cuchicheo de una actriz destinado al odo de los espectadores :Estoy segura de que se lo ha tragado.Sugiero que se le administre un fuerte emtico, y sieso no surte efecto, un potente catrtico.O ambas cosas a la vez, para ahorrar tiempo.Cuartita tambin oyó estas palabras, a juzgar por la manera en que juntó los hombrosmientras segua de cara a la pared.Hisvet meneó la cabeza y dijo en el mismo tono bajo de antes: No, creo que eso no ser necesario, aunque podra ser divertido en otrascircunstancias.Ahora me conviene que crea que ha quedado libre de toda sospecha derobo. Volvió la cabeza y adopto su tono argentino ms sonoro : Felicidades, Cuartita,te alegrar saber que tu compaera me ha dado buenos informes.No es estupendo? Yahora ven aqu en seguida.No, no intentes ponerte la tnica.Deja ese trapo sucio.Tienesque practicar mucho ms el servicio desnuda, que deberas ser capaz de realizar taneficaz, fra y elegantemente que cuando ests vestida, y quizs practicar tambin otrasactividades que una, generalmente, realiza mejor en cueros.Empezaremos ahora.Laseorita lankhmarea vestida de violeta bostezó de nuevo y se estiró. Esa lamentable sesión me ha fatigado.Cuartita, puedes iniciar tu nuevo aprendizajedesnuda (es una broma, chiquilla) trayndome una mullida almohada de la cabecera dellecho.Cuando Cuartita llegó con su voluminosa carga de tonalidad limón y un interrogante enla mirada, Hisvet le indicó con el ltigo un ngulo de la cama y, cuando la doncella hubocolocado all la almohada, le dio el ltigo y le dijo: Sostnme esto, y se estiró con lacabeza en la almohada.Pero despus de murmurar: Ah, as es mejor y mover losdedos de los pies, se irguió sobre un codo, miró a Tresita, sealó con la otra mano laalfombra al pie de la cama y le dijo: Ven aqu, Tresita.Quiero ensearte algo en privado.Cuando la doncella morenaacudió llena de curiosidad por ms secretos, Hisvet apoyó de nuevo su cabeza de trenzasplateadas en la almohada, cuya tonalidad contrastaba bellamente con su atuendo violeta,y dijo: Inclnate y acerca tu cabeza a la ma.Quiero que esto sea totalmente privado.Cuartita, no te mezcles en esto.Pero cuando Tresita se agachó, moviendo los labios con una gran excitación, Hisvetempezó a criticarla en seguida. No, no dobles las rodillas! No te he ordenado que te agazapes sobre m como unanimal.Mantn las piernas rectas.Doblando ms la cintura, echando las nalgas atrs y colocando los brazos a la espalda,la doncella morena logró obedecer las instrucciones de su ama sin perder el equilibrio.Surostro Y el de Hisvet estaban al revs uno con respecto al otro. Pero, seorita  observó humildemente Tresita , cuando me agacho as con estatnica corta, expongo el trasero, sobre todo con tu regla que nos impide usar prendasinteriores. Hisvet le sonrió. Eso es muy cierto, y he diseado las tnicas en parte con esa idea, de modo quecuando pida a una doncella que recoja algo del suelo, por ejemplo, se agache conelegancia, como si hiciera una reverencia, manteniendo la cabeza y los hombroserguidos.Es mucho ms decoroso y civilizado.Tresita replicó con vacilación: Pero cuando una se agacha as tiene que doblar las rodillas, se pone en cuclillas.Medijiste que no doblara. sa es una cuestión diferente  la interrumpió Hisvet en un tono de impaciencia.Te he pedido que inclinaras la cabeza. Pero seorita. balbuceó Tresita.Hisvet le cogió el lóbulo de una oreja entre los dedos ndice y pulgar, clavndole lasuas, se lo retorció bruscamente y le dio un tirón hacia abajo.Tresita soltó un chillido [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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